Mónica Santos
Me gradué en ingeniería civil a los 22 años, y estuve trabajando hasta los 50 años. La vida me ha llevado por caminos inesperados, y motivos personales me impulsaron a cambiar no solo de país, sino también de rumbo profesional.
El yoga siempre ha sido una práctica profundamente transformadora para mí. Su impacto en mi bienestar fue tan poderoso que decidí seguir el llamado de mi corazón y formarme como instructora. Mi maestro, con su sabiduría sobre la biomecánica del yoga, despertó en mí un interés tan profundo que decidí regresar a la universidad para estudiar fisioterapia.
